19 de septiembre de 2009

vuelta al sur

La caminata hacía la aventura, fracciones de tiempo que disimulan la tempestad de la rutina. Largas charlas de café en andadores con luces de farol, primeros reencuentros nocturnos con casualidades entre neblina baja. Me hayo en el sitio en el que puedes estar con tranquilidad, charlando con el cuaderno en este mi espacio inmutable con sus colores, luces, espejos, libros y madera irremplazable, cercano encuentro de recuerdos… solo fue la pausa veraniega.
De vuelta a la caminata entre indígenas tzeltales y tzotziles encuentro de tiro unos ojos vistos antes, como de otro tiempo. Lo pienso y me retumba el cerebro, no puedo narrar lo vivido solo me lo guardo como un silencio repleto de felicidad, sigo al sur.
Los ojos grandes de raíz centroamericana y su enorme sonrisa me recibe en bici, tonito de mi voz, entrañable recuerdo perdurable, lo siento como cuando uno recuerda algo y no cabe término para nombrar esa plenitud que se siente, es así lo que uno siente cuando goza lo fraterno. Mi carnaval. Ahí en la esquina vienen sonrientes los demás carnavales. Venga pues alegría y euforia de atardeceres y amaneceres con los nocturnos.
María y su cola llegaron al otro día y me harán compañía con su peculiar olor, gracias gracias… me dejaste acompañada.

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