Jaime Sabines
30 de mayo de 2009
Cuando tomo mi cuaderno es por que tengo un complejo de emociones humanas que necesito sacar de mi. Siempre se lo que voy a escribir porque todo lo que he escrito lo he vivido. No tengo que imaginarme cosas como los novelistas. Cuando escribo lo único que sé es que sufro de dolor, de esperanza, de alegría, se que estoy sufriendo y que necesito decirlo. Mi necesidad de escribir es todo, pero nunca miedo. La poesía es un destino. Algo que se hace fundamentalmente con palabras, con emociones, con sentimientos. La poesía se escribe para los demás, y sí alguien me dice que gusta de lo que escribo,uno encuentra la satisfacción de descubrir que la poesía se realiza, que hay alguien a quien le sirvió para vencer un momento de solead, o una angustia o un pesar por los contagios de los pesares del poeta, por sentir alivio de que el sufrimiento no es nada más de uno, en fin, es la alegría de la poesía.
pausas
y te nombré y tu nombre precipito una lluvia de palabras...
pausa
De vez en cuando hay que hacer una pausa
contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana
examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa
y no llorarse las mentiras
sino contarse las verdades.
Mario Benedetti
[[ un feroz incendio colectivo, conciencias equivocadas, moviéndonos sobre ruedas... ojalá me llevara allá donde uno encuentra lo inesperado, la pausa y la explicación. Mucho de lo que veo ahora esta cubierto de superficie, salgo y hay cemento, entro hay concreto; respiro olores sintéticos, veo rostros cubiertos de químicos, ojos con distinto color: $150 pupilente a color, tu panorámico me esta tapando esta noche la luna ahorita mientras estoy en la ventana, no se habla con la verdad, la palabra esta cubierta con mentiras, las imagénes con esas tus artimañas... hay feroz incendio no pudiste acabar con estos...]]
Rostro de vos
Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.
Sin temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna
maldición.
Mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada.
Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada.
Mario Benedetti
Gracias Mario por esas bellas noches de lectura, con tus lindas palabras recreo imagénes de antaño, de cuerpo joven, de limpia alma...
29 de mayo de 2009
ya estaba más cerquita, quién sabe de dónde, pero sentí llegar. No sabía qué color, qué rostros, qué calle... nada. Recorri el barrio chino de NY, tres sujetos se me acercarón a preguntar algo, algo, quién sabe qué... no les entedí.. ni siquiera los ví bien, sus rostros estaban como difuminados, no sé si era el ácido que tenía andentro o era el humo de alcantarilla siguiendo esos cuerpitos pequeños orientales... segui caminando, segui y segui, sin rumbo, asi como me gusta caminar. Lo encontré por fin, era ese extraño hombre que había conocido hacía un par de meses en el desierto de San Luis, los dos sabiamos que teniamos que vernos de nuevo, no sabiamos donde, ni en qué teléfono, ni en cual esquina de que cuadra, ni que de que barrio ni de que ciudad. Pero esa noche, la noche pasada, cuando llegué al aeropuerto internacional, con visa, pasaporte y dinero en mi cartera artesanal, le pregunté al chico de pelo rojo de alfrente de la fila ¿ a dónde vas? To NY, respondió.. pues vamos, pensé, nunca he ido al gabacho... que vuelo... llegue. Bueno, la cuestión es que lo encontre, estaba ahi el hombre, parado en la esquina, en esa esquina porque no se ni como se llama ni de donde , bueno ya sabes, solo era casualidad. Hermosa casualidad la mía, la de los dos. Ya cerca de el le tomé por los hombros, sorprendido volteó... llegaste, llevaba 4 estaciones doblemente repetidas esperando.
28 de mayo de 2009
visOr]]
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