29 de mayo de 2009

ya estaba más cerquita, quién sabe de dónde, pero sentí llegar. No sabía qué color, qué rostros, qué calle... nada. Recorri el barrio chino de NY, tres sujetos se me acercarón a preguntar algo, algo, quién sabe qué... no les entedí.. ni siquiera los ví bien, sus rostros estaban como difuminados, no sé si era el ácido que tenía andentro o era el humo de alcantarilla siguiendo esos cuerpitos pequeños orientales... segui caminando, segui y segui, sin rumbo, asi como me gusta caminar. Lo encontré por fin, era ese extraño hombre que había conocido hacía un par de meses en el desierto de San Luis, los dos sabiamos que teniamos que vernos de nuevo, no sabiamos donde, ni en qué teléfono, ni en cual esquina de que cuadra, ni que de que barrio ni de que ciudad. Pero esa noche, la noche pasada, cuando llegué al aeropuerto internacional, con visa, pasaporte y dinero en mi cartera artesanal, le pregunté al chico de pelo rojo de alfrente de la fila ¿ a dónde vas? To NY, respondió.. pues vamos, pensé, nunca he ido al gabacho... que vuelo... llegue. Bueno, la cuestión es que lo encontre, estaba ahi el hombre, parado en la esquina, en esa esquina porque no se ni como se llama ni de donde , bueno ya sabes, solo era casualidad. Hermosa casualidad la mía, la de los dos. Ya cerca de el le tomé por los hombros, sorprendido volteó... llegaste, llevaba 4 estaciones doblemente repetidas esperando.

No hay comentarios: